Uno de los principales motivos
por los que amo la lectura es la obtención de nuevos conocimientos, y para
ello, qué podría ser mejor que la novela histórica. En esta ocasión en
particular, comentamos el libro número cuatro de la serie Los reyes malditos, de Maurice Druon, una excelente colección de
novelas que narra la historia de la nobleza francesa, a partir del reinado de
Felipe “El Hermoso”. La anterior entrega, es decir el tercer libro de la serie,
finaliza tras la muerte por envenenamiento del rey Luis X “El Obstinado”, a
manos de la condesa Mahaut. Debido a que Luis X no tenía hijos varones, inicia
una carrera por el trono, que diversas personalidades desean para sí mismos.
En La ley de los varones se desarrolla dicha batalla por el poder,
encabezada por el hermano de Luis X, Felipe V “El Largo”, Carlos de Valois,
Roberto de Artois y la condesa Mahaut. Además de ellos, hay dos personajes más
en el embrollo sucesorio: Juana II de Navarra, fruto del primer matrimonio de
Luis X, quien se presume que puede ser bastarda, debido a los amoríos de su
madre, y finalmente el hijo aún no nacido que Luis X dejó en el vientre de su
segunda esposa Clemencia de Hungría, el cual, de nacer varón, sería el legítimo
sucesor al trono de Francia.
Por si eso fuera poco, en el
seno de la Iglesia las cosas no van nada bien, ya que el trono del sucesor de
Pedro se sigue manteniendo vacío, a pesar de que han pasado ya cerca de dos años
desde la muerte del último Papa, Clemente V, sin que los cardenales logren
ponerse de acuerdo en la nueva elección.
Como los tres anteriores
libros de esta colección, esta obra es muy rica en datos históricos, además de
ser tan emocionante e intrigante como cualquier thriller moderno. Una vez más, volteo la contraportada, esperando
ávidamente la oportunidad de continuar con esta aventura, cuando sea el turno
de iniciar la lectura del quinto libro de la serie: La loba de Francia, el cual espero que sea tan bueno como los
demás.
Por Luis Fernando Calderón
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