Uno de los flagelos más
grandes de nuestra sociedad centroamericana, hoy en día, es la delincuencia de
las pandillas juveniles o “maras”. Su crueldad, organización y control total
sobre el terror de la gente honrada parecieran no tener límites. Es casi como
si una fuerza sobrenatural les concediera su poder.
Esa es la premisa fundamental
de este libro del autor hondureño Alberto Martínez. Los demonios caídos han
tomado forma humana y vagan por las calles de Honduras, aterrorizando al
pueblo, con sus asesinatos, violaciones y demás delitos. En el mundo los
conocen como “mareros”, y aunque algunos son simples humanos al servicio del mal,
otros son los mismísimos ángeles caídos, que se alimentan del sufrimiento y la
sangre de los inocentes.
Con algunas imágenes crudas,
no aptas para personas de estómago débil, y otras que pasan más bien por lo
metafísico, es éste un libro bastante interesante, que muestra descaradamente a
nuestra sociedad sentina, a través de la ficción demoníaca.
Finalmente, queda sólo agregar
que la historia se puede disfrutar mucho más si se conoce Honduras, ya que está
plagada del ambiente nacional que nos suele sacar aquellas expresiones de: “¡Hey,
yo conozco ese lugar!”, las cuales pintan una sonrisa en el complacido lector.
Por Luis Fernando Calderón
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