En la Francia de post guerra, mientras los políticos y los militares trataban de levantar a su país de los estragos dejados por los años de ocupación nazi, los artistas pululaban por París, que nunca dejó de ser el centro cultural europeo que tanto la caracterizaba. Saint Germain des Prés era el famoso barrio preferido para sus reuniones, entre las que se contaban nombres como Jean Paul Sartre, Picasso y Simone de Beauvoir. Uno de los regulares anfitriones para sus reuniones intelectuales era el escritor y músico de jazz Boris Vian, elogiado por el mismo Sartre, al menos antes de que Jean Paul se volviese amante de la esposa del pobre Boris.
En medio de estos tiempos
agitados, en noviembre de 1946, vio la luz la tercera novela de Vian, titulada Escupiré sobre vuestra tumba, la cual se
convirtió inmediatamente en escupidero para los críticos y moralistas, tanto así
que primero fue publicada bajo un seudónimo, hasta que pocos meses después Vian
tuvo que reconocer su autoría ante la prohibición de su libro, en el cual se
inspiró un hombre para asesinar a su mujer. ¿Pero qué podía contener este libro
para ser tan peligroso?
La historia se desarrolla en
los Estados Unidos, que en ese entonces bullía por las peleas raciales y la
defensa de los derechos de las minorías. Lee Anderson, de aspecto anglosajón gracias
a su padre sueco pero con sangre negra corriendo en las venas, abandona su ciudad,
dejando en ella a su medio hermano Tom, quien se refugia en la religión, para
intentar olvidar la discriminación de la que es víctima, y sobre todo, el asesinato
de su otro hermano, a manos de racistas blancos. Lee, por su parte, tiene otros
planes en mente, dignos de Hamlet y el Conde de Montecristo: venganza.
Para ello se establece en un
lejano poblado, donde trabaja como empleado de una librería, en el cual conoce
a un grupo de chicos y chicas fáciles, menores de edad, dicho sea de paso, con
quienes mantiene relaciones sexuales, además de proveerles de grandes cantidades
de alcohol. A través de ellos, conoce también a dos chicas blancas de familia
pudiente, extremadamente racistas, a las cuales corteja, al igual que a las
demás.
Poco a poco se van atando los
hilos de su enfermizo plan de venganza contra los blancos, que se vuelve más
ambicioso y complejo con cada página.
El libro, aunque corto,
contiene escenas explícitas de sexo, violencia, prostitución, trata de personas,
pedofilia, alcoholismo y racismo, entre otros asuntos de dudoso gusto, que lo
hicieron ganarse tantas rabias en aquellos años. Hoy en día quizá no sea tan
impactante como hace más de medio siglo, pero aún puede ser un poco fuerte para
los lectores impresionables.
NOTA: Vale aclarar que no
tiene absolutamente nada que ver con la película del mismo nombre, dirigida por Steven
R. Monroe y lanzada al cine en el 2010. La coincidencia de los títulos no es
más que eso, dicha película no está basada en el libro, y no tienen ni un solo
elemento en común.
Por Luis Fernando Calderón
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