Cuando Shinji Mikami creó la
serie Resident Evil (Biohazard en Japón), difícilmente podría haber
imaginado que se convertiría en una franquicia multimillonaria de videojuegos,
películas, comics, artículos promocionales y, además, libros.
Stephanie Danelle Perry, una experimentada escritora de adaptaciones de
esta índole, que incluyen series como Alien y Star Trek, se dio a
la tarea de llevar a Resident Evil al mundo de la novela, con bastante
buen resultado.
Éste es el segundo libro de la
serie, el cual, a diferencia del primero, que está basado en el videojuego Resident Evil 1, es una historia
original de Perry, aunque siguiendo el hilo del primer libro. Los
sobrevivientes del equipo S.T.A.R.S. implicados en el incidente de la Mansión
Spencer, Rebeca Chambers, Brad Vickers, Chris Redfield y Jill Valentine, se reúnen
con un miembro de los S.T.A.R.S. de Exeter, David, quien les comparte terribles
noticias sobre la corrupción dentro de la dirección de S.T.A.R.S. y lo lejos
que ha llegado el brazo de Umbrella dentro de la misma. En sus investigaciones,
ha descubierto que Umbrella tiene una instalación secreta en la Ensenada
Calibán, a la cual quiere llevar a Receba, junto a varios comandos de su
confianza, para obtener pruebas suficientes para denunciar y hundir a la
Corporación Umbrella. Sin embargo, lo que les espera en la Ensenada Calibán es
mucho más de lo que esperaban, y la búsqueda de pruebas se convierte en una
carrera por la supervivencia, entre otras cosas que se irán descubriendo junto
con el avance de la trama de la historia.
Al igual que en el primer
libro, se agradece que Perry haya mantenido la estética de los videojuegos,
haciendo que la novela se asemeje mucho a jugar en tu consola, pero pasando
páginas en lugar de presionando botones. Una obra recomendable para los
seguidores de esta franquicia, que seguramente no los decepcionará.
Por Luis Fernando Calderón
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