Después de seis largos y
emocionantes libros, el camino del Pistolero debe llegar a su fin, y qué mejor
manera que hacerlo en un cabalístico libro número siete.
El Ka-tet de Roland se ha
vuelto a unir y entran a la recta final de su fantástico viaje. Aunque su
objetivo principal sigue siendo llegar a la Torre Oscura, les quedan aún dos
misiones más por cumplir. Una de ellas es detener a los “Disgregadores”, una
especie de telépatas que son huéspedes semiforzados de los esbirros del Rey
Carmesí, quienes los utilizan para debilitar los haces que mantienen los mundos
en pie. Su otra misión es salvar la vida de Stephen King, quien aumenta la
importancia de su propio personaje, dejando de ser un simple cameo, para
convertirse en un personaje principal de la historia y, de paso, de la
existencia del universo mismo.
Esta última parte de la
historia nos tiene guardadas muchas sorpresas, como en cada uno de los libros
de la serie, entre las que se cuentan una variedad de extraños seres,
mecanismos y trampas futuristas, magia, acción, muerte e incluso amor.
El final puede ser un poco
decepcionante, pero la verdad es que el propio King advierte de ello antes de
llegar al mismo, invitando al lector a no continuar más y dejar la novela en
cierto punto que recomienda el escritor. Pero… ¿Vamos, realmente habrá alguien
que se quede ahí y no termine la novela en la que ha invertido tanto tiempo e
interés?
En resumen, La Torre Oscura ha
sido un placer para mí, de principio a fin, y aunque nunca había leído una
serie tan larga, no me arrepiento de un solo minuto que haya invertido en su
lectura.
Por Luis Fernando Calderón
No hay comentarios.:
Publicar un comentario