Un clásico de la literatura
juvenil, que aunque ya no esté tan joven, bien puedo leer si se pasó mi
juventud sin haberlo hecho. El argumento general de esta obra es regularmente
conocido por muchas personas, ya que ha sido explotado ampliamente: un misterioso
submarino en una época donde una maquinaria así no podía ser más que un sueño.
La cosa va básicamente así: Un
ente desconocido ha sido avistado varias veces rondando por los mares e incluso
ha causado algunos accidentes a desafortunadas embarcaciones de diversa
naturaleza. Se cree que se trata de una especie de monstruo marino, por lo cual
se envía un barco a cazarlo, equipado con una tripulación completa, además de
nuestro personaje principal, el profesor Pierre Aronnax, junto a su fiel
ayudante Conseil. Durante el viaje estos dos personajes caen del barco, junto
al arponero Ned Land, y todos son acogidos a bordo del Nautilus, el imponente y
fantástico submarino del Capitán Nemo.
Dentro de la nave todo es un
misterio. Nemo y su tripulación están pelados con la sociedad y los gobiernos,
y han jurado no poner un pie en tierra firme ni utilizar recursos terrestres.
Todo aquello de lo que se alimentan, visten y obtienen su energía y demás
insumos para su viaje, lo obtienen de los océanos. Durante su estadía en el
Nautilus, Aronnax y sus amigos irán poco a poco quedando inmersos en el
misterio que lo rodea.
Es un buen libro, como todo
clásico debe ser, aunque me resultó bastante aburrido o más bien tedioso en
muchos pasajes, en los cuales Verne explota sus amplios conocimientos sobre
taxonomía biológica hasta el agotamiento, describiendo decenas de especies
animales y vegetales, lo cual le quita ritmo al hilo de la historia. Pienso que
podría haberse ahorrado unas veinte páginas evitando esas largas jornadas
didácticas.
Por Luis Fernando Calderón
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